En las distintas listas de morosos que manejan entidades financieras, de seguros o de crédito hay incluídos unos 2,7 millones de españoles. Sin embargo no todas las deudas son reales, sino que muchos aparecen por facturas de teléfonos generadas tras intentar darse de baja infructuosamente, durante conflictos con la entidad bancaria o que se les ha incluído sin comunicárselo previamente. Unos ficheros en los que es muy fácil entrar, pero muy difícil salir, con el estigma y problemas que ello conlleva.
A finales del año pasado casi dos millones y medio de personas -excluidas las empresas- engrosaban estas "listas negras" en España, según Pere Brachfield, profesor de la EAE Business School y vicepresidente de la Asociación Española Profesional de Gestores de Cobro. «A estas alturas ya pueden llegar a los 2,7 millones», aventura, porque quienes entran, «200.000 personas al mes», son más de las que salen. Sobre todo, en tiempo de crisis.
El problema es que muchos de quienes sufren este estigma cargan con él de manera injusta. El director de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), José Luis Rodríguez, alertó de que se está disparando el número de ciudadanos incluidos de forma indebida en los temidos archivos de morosos, sobre todo en los sectores de las telecomunicaciones y en la banca, que concentran la mayoría de las denuncias.