Esta Semana Santa, como cada año por estas fechas, el Gobierno ha otorgado el ya tradicional perdón para los presos. El Consejo de Ministros previo a las fiestas ha indultado este año a un total de 16 reclusos. Se trata de una tradición arraigada en España desde el siglo XVIII y que sigue vigente en la actualidad. Aunque no existe ninguna norma legal que obligue a llevarla a cabo, todos los gobiernos -de las distintas ideologías- han respetado este histórico perdón.
Tradicionalmente, las cofradías de penitentes y hermandades solicitan esta medida de gracia para aquellos reclusos del ámbito de su provincia que cumplen los requisitos de cualquier indulto ordinario, es decir, que esté cumpliendo condena en la actualidad y que concurran razones de justicia, equidad o utilidad pública. Pero no todos los presos pueden ser indultados, cualquiera puede solicitarlo pero no todos consiguen la puesta en libertad. La última palabra la tiene la Iglesia y el juez.
Esta tradición suele favorecer a presos de tercer grado, sin delitos de sangre, en su mayoría acusados por delitos de lesiones o contra la salud pública. Desde el Ministerio de Justicia afirman que estos indultos se someten a las mismas razones "de justicia y equidad" y siguen el mismo trámite de informes y garantías que los demás.