El negocio que mueven los cursos es millonario y está controlado por las patronales empresariales y los sindicatos. No es sorprendente que el año pasado, cuando el Gobierno recortó en 1.000 millones algunas partidas, tanto CEOE como las centrales tuvieran que hacer fuertes recortes de plantilla.
El Presupuesto de 2014 destina 4.079 millones de euros para las políticas activas de empleo. 2.473,2 millones se dedican al fomento del empleo, mientras que 1.605,5 se reservan para la formación. No obstante, a esta última cifra se suman los recursos de la Fundación Tripartita, cuya función es "colaborar y asistir técnicamente al Servicio Público de Empleo Estatal en sus actividades de gestión de las iniciativas de formación", y que en 2012 fueron de 2.155 millones de euros. Entre todas las partidas, el dinero destinado específicamente para cursillos ronda los 4.000 millones.
Según los expertos, faltan recursos, falta transparencia y sobre todo falta control. Cientos de empresas formadoras y gestoras tienen buenos resultados, pero los fondos principales los manejan unos pocos en los sindicatos y la patronal, con una enorme opacidad y técnicas creativas para inflar gastos y reducir los costes, aumentando sus márgenes a costa de la calidad del servicio.