Con el objeto declarado de cubrir los gastos derivados en comidas, traslados, invitaciones o regalos, los sindicatos tienen en su poder 9.000 tarjetas de crédito y débito que utilizan una parte de los más de 60.000 liberados existentes actualmente, miembros de las comisiones ejecutivas, algunos empleados de los sindicatos y personal de confianza, según se ha podido saber a través de miembros de las entidades emisoras de tarjetas de crédito. Según estas mismas informaciones, el 40% de esas tarjetas son de crédito ilimitado, lo que permite al usuario poder gastar cuanto quiera, mientras que el resto tienen un tope diario de gasto de 600 euros al día.
Basta con hacer cuentas de lo que pueden gastar diariamente 9.000 tarjetas de crédito para darse cuenta de las cantidades millonarias del despilfarro de los sindicatos que se financian a cargo de los impuestos que pagan los ciudadanos, vía Presupuestos Generales y Autonómicos, además de una red de ingresos de otros organismos como ayuntamientos, diputaciones, o cajas de ahorro.
En un momento en el que los ciudadanos soportan subidas de impuestos para acometer los gastos del Estado, y donde en los propios sindicatos se recorta y despide a parte de su personal por la bajada de ingresos, no parece muy lógico que los dirigentes de estas organizaciones creadas teóricamente para la defensa de los trabajadores no se aprieten el cinturón.