Dos votaciones y diez minutos. El tercer pleno del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) convocado para elegir al sustituto del dimitido Carlos Dívar se resolvió con una celeridad inaudita vistas las catorce horas consumidas en las dos reuniones de la semana pasada. El magistrado Gonzalo Moliner, miembro de la progresista Jueces para la Democracia, será el nuevo presidente del órgano de gobierno de los jueces y del Tribunal Supremo tras conseguir recabar los doce votos necesarios para su elección.
La elección es, de hecho, un importante varapalo para el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, quien en las últimas semanas, había maniobrado en la sombra para mantener 'desactivado' al menos hasta septiembre el CGPJ y, de este modo, poder llevar adelante con la menor oposición posible la profunda reforma del Consejo que ha planteado.
Margarita Robles, la más locuaz al término del consejo, reconocía la importancia de que el CGPJ tuviera ya un presidente "no impuesto" para poder hacer frente a las reformas que pretende sacar adelante el ministro de Justicia. Significativo es también que la elección se haya acelerado sólo unas horas después de que todas las asociaciones de jueces y fiscales se hayan unido para hacer público un comunicado en el que cargan duramente contra el Gobierno por los recortes en Justicia.