Las gafas, la barba y los problemas de dicción no son las únicas características que comparten el nuevo ministro de Justicia, Rafael Catalá, y el presidente del Gobierno. Algunos lo describen como un tipo "que no se moja ni en la ducha", alguien acostumbrado a estar siempre "de perfil" y a no cumplir con aquellos objetivos para los que se le contrató.
Rafael Catalá ingresó en Codere en 2005. Codere, peso pesado de la industria del juego en España, lo fichó como secretario general y del Consejo de Administración de la compañía. Su objetivo era, según fuentes consultadas, contar con un hombre capaz de relacionarse con la administración.
Dejó su cargo en Codere pocos días después de ser nombrado secretario de Estado de Infraestructuras en Fomento, en 2012. Sin embargo, al menos según la propia página web de la empresa, sigue siendo vocal del patronato de la Fundación Codere.
Desde el punto de vista de las iniciativas sectoriales el paso de Catalá Polo por el mundo del juego fue discreto, por utilizar un término no muy duro, como tampoco esperan la mayor parte de los analistas que deje una huella muy profunda en su labor como ministro de Justicia.