Alberto Ruiz-Gallardón deja en herencia una cartera pesada a su recién nombrado sucesor al frente del ministerio de Justicia, Rafael Catalá. El que hasta ahora era número dos del Ministerio de Fomento recibirá todas las reformas legislativas que no pudo acabar su predecesor en su ambiciosa tarea de reformar la Justicia.
Rafael Catalá asume la cartera de Justicia con dos retos principales: encauzar las reformas inacabadas que dejó Gallardón y recuperar la buena relación con la carrera judicial, que no ha aceptado de buen agrado muchas de las reformas del anterior ministro.
La macrorreforma de Ley Orgánica del Poder Judicial aún se encuentra en fase de anteproyecto. La reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil y la creación de un Código Procesal Penal, que sustituiría a la Ley de Enjuiciamiento Criminal también han quedado abiertos.
El nuevo ministro también tendrá que lidiar con el malestar ciudadano que han generado algunas propuestas ya aprobadas del anterior ministro. La aplicación de la Ley de Tasas, que imponía pagos en los procesos judiciales y que luego fue rebajada con la Ley de Asistencia Jurídica Gratuita, provocó varias protestas tanto dentro como fuera de la carrera judicial e hizo caer la popularidad del exministro.