El profesor Gimeno Sendra, que ha señalado al boom inmobiliario como el gran detonante de la corrupción política en nuestro país, ha propuesto dos tipos de medidas orgánicas de prevención: unas de carácter común (medidas presupuestarias y de autogobierno) y otras específicas. Entre las comunes ha mencionado medidas presupuestarias que implicarían un ataque frontal a la financiación ilegal de los partidos políticos, y ha planteado además la necesidad de revisar los aforamientos.
El profesor Queralt, por su parte, ha señalado que, de los tres tipos de corrupción posibles —pública (funcionarios), privada (económica) y política (altos cargos)— la más preocupante es la política, considerando prácticamente inexistente la pública o funcionarial. Entre sus propuestas para luchar contra la corrupción ha destacado la posibilidad de premiar con la impunidad o la atenuación de las penas a los procesados que reparen el daño y colaboren eficazmente en la instrucción de las causas por este delito.
