Los delegados del STAJ, al igual que los del resto de sindicatos, reciben su sueldo a fin de mes, y utilizan los pocos locales facilitados por la Administración para el ejercicio de la actividad sindical, y hasta ahí, nada más; el sindicato STAJ no recibe cantidad alguna en concepto de subvención, financiándose a través de las cuotas de sus afiliados exclusivamente, al contrario que otras organizaciones sindicales que además reciben un montante económico importante por la vía de las subvenciones. Tampoco cuenta con grandes sedes con que sí cuentan otras organizaciones sindicales, cedidas también, en muchos casos, por la propia Administración.
STAJ año tras año renuncia a las subvenciones que la Administración ofrece a las organizaciones sindicales, con la finalidad de mantenerse autónomo, libre e independiente de la Administración, de los partidos políticos y cualquier grupo de presión, rigiéndose exclusivamente por los intereses y la voluntad de sus afiliados. Es una decisión adoptada por el sindicato en el año 2010, y en coherencia con ella, ni solicitamos ni percibimos un solo euro por la vía de las subvenciones.
La finalidad de las subvenciones que perciben los sindicatos es perfectamente legal, y debe destinarse a sufragar determinados gastos de la organización, o específicamente para la formación continuada de los trabajadores del sector a través de la impartición de cursos formativos; pero frecuentemente hemos sido testigos del despilfarro de dinero público en momentos de profunda crisis económica, y del clientelismo que ello lleva consigo; y, lo que es peor, de la corrupción aparejada a laissez faire de algunos beneficiarios, que nos han llevado a un gran descrédito de las organizaciones sindicales y de su función. La prensa, tristemente, nos tiene permanentemente informados de estos casos.