Mientras el Estado asegura no disponer de fondos para dotar a la Ley de Dependencia, dedica, por ejemplo 110.000 euros a financiar la creación de una nueva generación de aperitivos con compuestos bioactivos de algas y garrofín.
El reino animal es un pozo sin fondo de subvenciones. La Universidad de Valencia, por ejemplo, ha recibido casi 30.000 euros para velar por el bienestar y la salud de las conejas reproductoras.
El caso del lenguado senegalés resulta particularmente llamativo. El pez en cuestión no para de recibir subvenciones por parte de los sufridos contribuyentes. La última, 150.000 euros para estudiar los efectos de un tipo de alga sobre el tracto gastrointestinal del animal. Antes ya se habían invertido 180.000 euros en aumentar la producción de gametos y el éxito reproductivo del animal.