El presidente de la Junta de Personal de Justicia en Burgos y delegado de STAJ, Alberto Arroyo, dice literalmente que, a pesar de la propaganda del Ministerio, "estamos a años luz de que la Justicia digital funcione como Dios manda". Asegura que la falta de un sistema tecnológico integrado para todos los procedimientos impide que los juzgados digitales cumplan su objetivo de agilizar este servicio básico que, de momento, sigue manteniendo su lentitud secular.
La opinión generalizada entre los funcionarios de la Administración de Justicia es que padecen los fallos y retrasos de programas obsoletos o plataformas incompatibles que se combinan en los órganos judiciales con el actual despliegue digital. Alberto Arroyo sostiene que su trabajo, lejos de mejorar, es más difícil ahora y más lento el servicio para el administrado.
La Justicia está lejos de eliminar el papel de sus procedimientos, sostiene Arroyo, para quien el principal problema es no poder contar con un programa único y eficaz, compatible en todas las instancias judiciales y a ser posible que fuera idéntico en todo el territorio nacional porque las autonomías con la competencia transferida tienen sus propios sistemas.