La idea no es nueva. En pocas palabras, la propuesta se basa en que España adopte el horario de Gran Bretaña y Portugal, tal como le correspondería por su situación respecto al meridiano de Greenwich, con el más que honroso fin de mejorar la conciliación de la vida laboral, personal y familiar de los ciudadanos y aumentar la productividad de las empresas. Objetivos que, según expertos en gestión del tiempo, empresarios y trabajadores, son clave para salir de una crisis económica que atenaza y estrangula a la sociedad.
¿Cuál es la solución? Según Nuria Chinchilla, profesora del departamento Dirección de Personas en las Organizaciones y directora del Centro Internacional Trabajo y Familia del IESE Business School, que el Gobierno no modifique el reloj en el próximo cambio de hora del verano, 31 de marzo del 2013, "de tal manera que nos situaríamos con la hora de verano de Europa Occidental, ¡la nuestra! La misma que Portugal, Gran Bretaña y Marruecos".
Según sus cálculos, esto permitiría ganar una hora la vida familiar y personal. "Si esta medida, que tiene coste cero, se une a la reducción del tiempo de comida de las dos horas actuales a una, se ganaría mucho más... De tal manera que los españoles tendrían más tiempo para ellos mismos, estarían más satisfechos con su vida y su trabajo, menos estresados y las empresas aumentarían su productividad".