Nunca se había producido una situación igual en el Consejo General del Poder Judicial. Como otras instituciones del Estado, sufre desde hace años la contaminación de la ideología de sus vocales y la procedencia de la mano que les presentó como candidatos, pero habían aprendido a convivir con ese condicionamiento.
En esta ocasión, distintos miembros coinciden en señalar que las diferencias personales entre el presidente Carlos Dívar y el vocal José Antonio Gómez Benítez han provocado esta crisis que afecta directamente al prestigio del Consejo, que es lo que preocupa en estos momentos a la totalidad de los integrantes del órgano encargado de la correcta administración de la Justicia.
El origen de esas diferencias entre Gómez Benítez y Dívar hay que buscarlo en los casos que han apartado a Baltasar Garzón de la Justicia. Benítez es íntimo amigo del hoy extitular del Juzgado número 5 de la Audiencia Nacional, además de su abogado. Hay unanimidad en considerar que Gómez Benítez no le ha perdonado a Dívar su nulo apoyo a Garzón cuando era presidente de la Audiencia Nacional, y que no ha desaprovechado la oportunidad de poner al hoy presidente del Consejo y del Tribunal Supremo en una situación delicada al acusarle de cargar gastos personales a las cuentas del organismo y denunciarle ante la Fiscalía.